martes, 1 de junio de 2010

Los niños de cuatro años


Los niños de esta edad dan la impresión de que están dotados de movimiento continuo: les gusta correr, saltar, girar y dar vueltas. Dominan su capacidad de deambulación y parecen adultos pequeñitos. La destreza que adquieren para el equilibrio la ponen de manifiesto caminando sobre un bordillo sin asirse de la mano de un adulto, y se mantienen durante unos segundos aguantándose sobre un solo pie.
Pueden mecerse sentados en un columpio hasta llegar alto, aunque quizas pidan ayuda en los primeros impulsos. Maniobran con agilidad alrededor de los obstáculos y, si se caen, ya no se quejan tanto como antes, aunque tal vez lloren si se hacen daño.
Si lanzan una pelota por encima de su cabeza, la recogen con las manos más que con los brazos, destreza que tardarán todavía algún año en dominar.

Los límites de la hiperactividad

Las características de los niños de esta edad pueden hacer temer que se trate de un niño hiperactivo. Un elemento de referencia que deberá tranquilizar a los padres a quienes les surja esa duda es comprobar si es capaz de entretenerse entre quince y veinte minutos con un juego de construcciones de arquitectura. Si es así, se trata de un niño muy activo pero normal. En caso contrario hay que consultar con un especialista.

Habilidades del niño de cuatro años

Motricidad primaria: Es un niño al que le encanta moverse. Camina con seguridad y se mueve como si fuera un adulto en miniatura. Es más osado que antes y le gustan los nuevos desafíos.

Motricidad fina: Realiza tareas creativas con notable habilidad. Maneja los juguetes con destreza y puede hacer construcciones complejas. Le gusta trabajar y moldear la arcilla.
Dibujo: Aprende deprisa a controlar las líneas y las formas. Disfruta con materiales diversos, como lápices, rotuladores, cera y papeles. El dibujo estimula su creatividad y fantasía.

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