Los niños de cinco años

El niño de cinco años se ha convertido en un ser locuaz, muy hablador, que sabe utilizar las palabras para solucionar sus problemas y para relacionarse con los demás, tanto si son sus iguales como si son adultos.

Aunque su forma de pensar difiere de la de los adultos, sus progresos en el desarrollo de la inteligencia son espectaculares. Cada vez se aproxima más al pensamiento lógico porque sus esquemas mentales se van configurando de acuerdo con la realidad: percibe los detalles con más precisión y puede advertir semejanzas y diferencias entre objetos.


Características del niño de cinco años

Capacidad mental: utiliza aún una forma de pensamiento intuitivo, pero cada vez se aproxima más al pensamiento lógico basado en la constatación de la realidad. Puede clasificar objetos en función de varias características como forma y color. Su memoria se está potenciando: utiliza la información que ha recibido para apoyarse en su progreso.

Psicomotricidad fina: tiene muy desarrollada la psicomotricidad dependiente de los grandes músculos, por lo que corre, salta, trepa y patina con gran facilidad. Perfecciona muy rápidamente sus facultades psicomotrices sutiles, relacionadas con la manipulación de objetos y la coordinación ojo-mano.

Sociabilidad: su centro de interés primario es el ámbito familiar. Le gusta complacer a sus padres y estar con ellos. El ámbito exterior se reduce a dos o tres amigos de su edad que elige personalmente, pero que cambia con frecuencia.

Lenguaje: es preciso y conciso en sus expresiones y responde sucintamente a las preguntas que se le hacen. Ha desarrollado muy bien la facultad de comprender lo que se le dice. Puede seguir instrucciones divididas en tres fases. Utiliza frases de seis o siete vocablos para expresarse. Sabe responder adecuadamente a un saludo.